Los ojos,
como espejos
reflejan los lirios
que frente un suspiro
en los ensalzados paisajes
dilatan sus pupilas
Su boca
la carnosa,
la suculenta,
la movediza
la esférica flor rubicunda
que a la hora del amor,
engancha su remolinada lengua
y paraliza con armónica delicia.
Su rostro,
el terso y maduro,
convoca a las partes
obsequiar una delicada sonrisa,
provoca abrir las alamedas
y aunque los cielos
estando nublados
como si dos manos
fueran el instrumento
abren de par en par
el azulino cielos.
Su cuerpo
Anhelante
en que los elementos
estando envueltos
le regresen la vivacidad
mientras tanto...
encabritada aguarda,
que un solitario cuerpo
con formas Marmolada
se acerque y le cumpla
el sueño..
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